Muchas veces en la vida tenemos las oportunidades delante de nuestros ojos y no las aprovechamos por culpa del miedo. En esta vida hay que arriesgarse para que las cosas sucedan, ¡es así! ¡no hay otra manera!, hay que dejar el miedo atrás, enfrentarnos a él e ir a por ello. Si queremos formar una familia, tenemos que arriesgarnos a amar y entregar nuestro corazón; si queremos tener éxito profesional hay que arriesgarse a lanzarse y salir de nuestra zona de confort etc. Porque el mayor riesgo en la vida, es no arriesgar nada y no atreverse a hacer algunas cosas, ya que si tenemos miedo nunca alcanzaremos la cima más alta.
«Aquel quien pierde sus riquezas pierde mucho; aquel quien pierde a un amigo pierde más; PERO EL QUE PIERDE EL VALOR LO PIERDE TODO «. (Cervantes)
Aquí os dejo una parábola que refleja perfectamente lo que quiero decir:
PARÁBOLA DE LA QUEJA DEL HOMBRE A UN ÁNGEL
Un hombre recibió una noche la visita de un ángel, quien le comunicó que le esperaba un futuro fabuloso: se le daría la oportunidad de hacerse rico, de lograr una posición importante y respetada dentro de la comunidad y de casarse con una mujer hermosa.
Ese hombre se pasó la vida esperando que los milagros prometidos llegasen, pero nunca lo hicieron, así que al final murió solo y pobre.
Cuando llegó a las puertas del cielo vio al ángel que le había visitado tiempo atrás y protestó:
– “Me prometiste riqueza, una buena posición social y una bella esposa. ¡Me he pasado la vida esperando en vano!
Yo no te hice esa promesa, replicó el ángel.
Te prometí la oportunidad de riqueza, una buena posición social y una esposa hermosa.
El hombre estaba realmente intrigado. “No entiendo lo que quieres decir” , confesó.
– “¿Recuerdas que una vez tuviste la idea de montar un negocio, pero el miedo al fracaso te detuvo y nunca lo pusiste en práctica?
El hombre asintió con un gesto.
-“Al no decidirte unos años más tarde, se le dio la idea a otro hombre que no permitió que el miedo al fracaso le impidiera ponerlo en práctica.
Recordarás que se convirtió en uno de los hombres más ricos del reino”.
– “También, recordarás, prosiguió el ángel, aquella ocasión en que un terremoto asoló la ciudad, derrumbó muchos edificios y miles de personas quedaron atrapados en ellos.
En aquella ocasión tuviste oportunidad de ayudar a encontrar y rescatar a los sobrevivientes, pero no quisiste dejar tu hogar solo por miedo a que los muchos saqueadores que habían te robasen tus pertenencias, así que ignoraste la petición de ayuda y te quedaste en casa”.
El hombre asintió con vergüenza.
“Esa fue la gran oportunidad de salvarle la vida a ciertos de personas, con lo que hubieras ganado respeto de todos ellos”, continuó el ángel.
– “Por último, ¿recuerdas aquella hermosa mujer pelirroja, que te había atraído tanto? La creías incomparable a cualquier otra y nunca conociste a nadie igual.
Sin embargo, pensaste que tal mujer no se casaría con alguien como tú y para evitar el rechazo, nunca llegaste a proponérselo”.
El hombre volvió a asentir pero ahora con lágrimas.
– “Si, amigo mío, ella podría haber sido tu esposa”, dijo el ángel.
– “Y con ella se te hubiera otorgado la bendición de tener hermosos hijos y multiplicar tu felicidad”.
A todos se nos ofrecen oportunidades, pero muy a menudo, como el hombre de la historia, las dejamos pasar por nuestros temores e inseguridades.
Pero tenemos una ventaja: ¡Aún estamos vivos!
¡NO DEJÉIS PASAR OPORTUNIDADES! A partir de hora, recordar de la parábola del Ángel.